Tipos de cicatrices

Una cicatriz es una marca visible que queda en nuestra piel tras una lesión en la dermis. Su aspecto y su visibilidad dependen de múltiples factores, aunque en general nunca se eliminan del todo.

Nuestro cuerpo cuenta con la capacidad para recuperarse después del daño. Los accidentes y las lesiones son frecuentes y todos hemos sufrido alguno en ciertas ocasiones. En estos momentos nuestro organismo trata de responder para recomponerse o mantenerse en las mejores condiciones a pesar del daño sufrido. Un ejemplo de ello son las cicatrices.

Una cicatriz puede aparecer por múltiples motivos, como una cirugía, una lesión o una infección. Pueden hacerlo, además, en cualquier lugar de nuestro cuerpo y cobrar un aspecto variable, ya que algunas son más aplanadas, otras tienen relieve, unas pican y otras pueden ser dolorosas.

¿Qué son las cicatrices?

Las cicatrices cutáneas son un mecanismo de reparación de la piel, que ante rasguños y heridas comienza a producir fibras colágenas que permiten cerrar heridas y devolver, en la medida de lo posible, un estado normal a la dermis. Después de una lesión siempre quedará una cicatriz, que tendrá por lo general un aspecto rosado o rojizo en comparación con el resto de la piel.

Además de todo lo que hemos comentado, cabe señalar que el proceso de cicatrización consiste en tres fases. La primera es una etapa inflamatoria, en la que aumenta la vascularización y nuestras células inflamatorias y plaquetas viajan al área dañada para crear una costra que evite una hemorragia.

A continuación, se produce una etapa de proliferación, en la que gracias al colágeno se empieza a regenerar el tejido herido. Finalmente, pasadas unas semanas desde la lesión, el colágeno es reabsorbido y se produce la remodelación de la zona, dando lugar a un aspecto más suavizado en relación con el resto de la piel.

Nuestro cuerpo cuenta con la capacidad para recuperarse después del daño. Los accidentes y las lesiones son frecuentes y todos hemos sufrido alguno en ciertas ocasiones. En estos momentos nuestro organismo trata de responder para recomponerse o mantenerse en las mejores condiciones a pesar del daño sufrido. Un ejemplo de ello son las cicatrices.

Una cicatriz puede aparecer por múltiples motivos, como una cirugía, una lesión o una infección. Pueden hacerlo, además, en cualquier lugar de nuestro cuerpo y cobrar un aspecto variable, ya que algunas son más aplanadas, otras tienen relieve, unas pican y otras pueden ser dolorosas.

¿Qué clases de cicatrices existen?

Al contrario de lo que suele creer, no todas las cicatrices son iguales. En este artículo vamos a repasar los distintos tipos existentes y las características de cada uno.

1. Cicatrices fisiológicas

Este tipo de cicatrices son aquellas que cobran un aspecto discreto en forma de líneas finas, sin relieve y sin evolucionar negativamente con el paso del tiempo. Las cicatrices fisiológicas son el tipo de marca ideal que se espera obtener en el mejor de los escenarios.

Aunque tengan un aspecto poco perceptible, eso no significa que no requieran cuidados. Es recomendable que estas sean hidratadas con frecuencia utilizando cualquier crema o loción común, ya que esto favorece que se mantengan poco perceptibles y mimetizadas con el resto de la piel.

2. Cicatrices hipertróficas

Las cicatrices hipertróficas se caracterizan por su aspecto vistoso, debido a que poseen relieve y tienen bastante grosor en comparación con las fisiológicas. Este resultado es debido a que, en el momento de la lesión, se produce una cantidad de colágeno excesiva. No obstante, en este tipo de cicatrices nunca observaremos un crecimiento que supere el tamaño de la lesión inicial.

Como venimos diciendo, determinar el tipo de cicatriz no es algo que se pueda hacer al poco tiempo de producirse la lesión. En algunos pacientes puede suceder que la cicatrización sea más lenta de lo esperado y una cicatriz aparentemente severa pueda suavizarse con el paso de los meses e incluso de los años.

3. Queloides

Este tipo de cicatrices son las más severas de todas las que hemos comentado. Son similares a las cicatrices hipertróficas en cuanto a su morfología, pero se extienden mucho más que estas, ya que sobrepasan con creces los límites de la lesión o herida inicial. Es decir, se trata de una cicatriz que tiende a expandirse hacia el tejido sano que rodea al área dañada.

En general, suelen alcanzar más relieve que las hipertróficas y pueden constituir todo un complejo para la persona debido a su vistosidad, especialmente si se produce en zonas del cuerpo muy visibles. Además de todo lo comentado, este tipo de cicatriz suele ir acompañada de sensaciones desagradables como picor intenso, sensación de quemazón o hipersensibilidad al contacto.

Aunque hay muchos factores que determinan la facilidad para la cicatrización en cada persona, los queloides suelen implicar cierta predisposición genética.

4. Contracturas

Este tipo de cicatrices son las que se producen debido a lesiones por quemaduras. La reacción natural de la piel ante este tipo de agresiones es la contracción, por lo que la piel no retoma un aspecto normal, pues se encuentra deformada por esta respuesta. La cicatriz tras la quemadura tiende a engrosarse y volverse más tirante, dificultado el movimiento del paciente.

Las contracturas pueden llegar a producir complicaciones muy graves, ya que una vez que el tejido adopta esta disposición es muy complicado recuperar el movimiento normal, lo que puede impedir a la persona desempeñarse por sí misma en tareas básicas como ducharse, vestirse o comer.

 El cuerpo tiene una gran capacidad de recomponerse después de los daños, aunque a veces es preciso adoptar ciertos cuidados para prevenir complicaciones en el proceso de cicatrización. Cada persona sigue unos ritmos de cicatrización diferentes, ya que esto depende de factores como el tipo de lesión, la edad, la alimentación o el estado de salud del individuo.

 

Referencias

https://medicoplus.com/dermatologia/tipos-cicatrices